Fuente: mihistoriauniversal
Al mismo tiempo que conquistaban sus tierras en Italia, Iberia y Anatolia, los romanos iban creando lazos comerciales con los pueblos celtas sin conquistar de la Galia y el centro de Europa. Roma necesitaba materias primas y esclavos. Los jefes celtas locales necesitaban bienes de lujo que entregar a sus seguidores y las oportunidades de conseguirlos mediante el saqueo habían disminuido. De modo que se creó un floreciente comercio y, según fue aumentado el volumen del mismo, la moneda se fue difundiendo cada vez más. Muchos de los poblados y castros celtas se transformaron en complejos asentamientos comerciales conocidos como oppida. Sólo en la Europa del noroeste continuó la vida casi igual que en los siglos anteriores.
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